Las drogas y el sexo: efectos y consecuencias

Los seres humanos siempre hemos sentido la necesidad de satisfacer y experimentar nuevas sensaciones y a veces de enmascarar la realidad que nos envuelve y para lograrlo son muchas las personas que hacen uso de substancias/drogas. 

Las drogas son sustancias, que pueden ser naturales o sintéticas, médicas o no médicas, legales o ilegales y tienen efectos sobre las funciones psíquicas, determinan tolerancia y dependencia, y un uso excesivo y prolongado acarrea efectos perjudiciales, porque afectan principalmente a nuestro Sistema Nervioso Central (Gálvez, González, & Consuegra, 2011) (Montoya-Filardi, & Mazón, 2017). 

Como toda conducta, la respuesta sexual humana es promovida por nuestro sistema nervioso. Si una droga interfiere en el paso de estos transmisores, los mensajes se verán alterados, y por consiguiente la conducta también. Los efectos de algunas substancias afectan directamente al cerebro, cambiando el funcionamiento de los centros que regulan la sexualidad, mientras que otras afectan a los centros nerviosos periféricos que son los encargados de la actividad de los genitales (González, Gálvez, Álvarez, Cobas & Cabrera, 2005).

Debemos ser conscientes de que cada sustancia tiene efectos y consecuencias en el comportamiento y en la experiencia sexual (Calafat, Juan, Becoña & Mantecón, 2008).

Drogas depresoras:

Desde hace mucho tiempo, el alcohol, los opiáceos como la heroína, la marihuana y otras sustancias similares, han sido utilizadas para experimentar una alteración de los estados de conciencia y distorsionar la realidad (González, Gálvez, Álvarez, Cobas & Cabrera, 2005).

Tal como explican González et al. (2005) se cree que estas sustancias provocan una estimulación en la actividad sexual e incrementan las habilidad personales en este ámbito. Aun así, dichas substancias, a pesar de considerarse grandes excitantes, son inhibidores de la actividad y la función sexual.

ALCOHOL Y HEROÍNA

El alcohol es una droga legal y socialmente aceptada. Tal como expresan Montoya-Filardi & Mazón (2017) el etanol, el principal componente del alcohol, es un depresor del SNC que adormece progresivamente las funciones cerebrales y sensoriales. Se confunde erróneamente con un estimulante porque al inicio de la embriaguez produce desinhibición conductual. Por ello, muchas personas expresan consumir alcohol para iniciar relaciones, para desinhibirse, sentirse más atrevidas o eliminar su timidez.

Esto también ocurre con el uso de la heroína y derivados del opio, pues aunque puede dar lugar a fantasías sexuales, el grado de excitación y la frecuencia del orgasmo disminuyen debido a los efectos depresores que estas drogas tienen sobre el sistema nervioso (González, Gálvez, Álvarez, Cobas & Cabrera, 2005).

Por ello podemos constatar que los principales efectos negativos de los opiáceos y el alcohol sobre la conducta sexual son:

-Alteraciones del interés sexual.

-Retraso en la eyaculación.

-Pérdida de la erección.

-Disminución de la lubricación vaginal. 

Es una mala estrategia utilizar el alcohol como desinhibidor ya que genera dependencia y puede acabar siendo necesario su consumo para sentir que nos dejamos llevar durante el sexo, hay herramientas mas sanas, que nos ayudan a conocernos y disfrutar mas de nuestra sexualidad sin necesitar del alcohol. Así mismo, con el consumo de heroína, si lo que queremos es fantasear y excitarnos existen formas saludables de conectar con estas fantasías.

MARIHUANA 

Igual que el alcohol, la marihuana, tiene efectos depresores, por ello mucha gente lo consume por sus efectos de relajación física y mental así como el sentimiento que expresan de bienestar (Montoya-Filardi, & Mazón, 2017). 

La desinhibición que genera ayuda a bajar las barreras mentales que tenemos, como los prejuicios y tabúes. Por ello mucha gente utiliza el consumo de maría como herramienta contra la ansiedad, la cual mucha gente experimenta durante las relaciones sexuales (González, Gálvez, Álvarez, Cobas & Cabrera, 2005).

Las consecuencias de su uso y abuso en nuestras prácticas sexuales producen según Gonzalez et al. (2005) podrían ser:

-Reducción de los niveles de testosterona.

-Disminución en la producción de espermatozoides.

-Bajo deseo sexual.

-Pérdida de las erecciones.

-Disminución de la lubricación vaginal.

-Irregularidades en el ciclo menstrual.

De forma resumida tal como expresan Calafat et al. (2008) el consumo de cannabis actúa de forma contraria a lo que algunos pretenden en una relación sexual, induciendo a la inactividad la pasividad y la relajación. Así mismo, existen métodos mas saludables para combatir la ansiedad y conseguir estar relajados que no generan dichos efectos secundarios (Si quieres leer más sobre la ansiedad durante el sexo puedes leerlo aquí).

Drogas estimulantes

Las drogas estimulantes cómo la cocaína, las anfetaminas o el cristal actúan estimulando el SNC, puede facilitar una transmisión más eficiente de los mensajes nerviosos, que llevan al consumidor a la euforia y la agitación.

COCAINA

Es una de las substancias que tiene más fama de ser capaz de aumentar la respuesta sexual y la excitación, por ejemplo, por su supuesto efecto afrodisíaco, pero también se sabe que provoca disfunciones sexuales, ya que el uso prolongado puede producir un deterioro del SNC, produciendo una disminución del funcionamiento sexual (González, Gálvez, Álvarez, Cobas & Cabrera, 2005)(Calafat, Juan, Becoña & Mantecón, 2008).

Hay quienes creen que la cocaína ayuda a retrasar el orgasmo y prolongar la actividad sexual (Buffum, Moser y Smith, 1988).

Las consecuencias de su uso y abuso durante el sexo podrían ser:

-Disfunción eréctil.

-Anorgasmia.

-Priapismo (erección mantenida y dolorosa).

-Disminución del interés sexual.

(González, Gálvez, Álvarez, Cobas & Cabrera, 2005)(Calafat, Juan, Becoña & Mantecón, 2008) 

Como hemos comentado, la cocaína actúa en nuestro cerebro modificando los circuitos responsables de la gratificación y del placer. Su consumo prolongado reduce la capacidad de experimentar placer de forma natural (a través del sexo, la comida…) y hace que seamos menos sensibles a las gratificaciones y emociones. Por esto, la cocaína resulta tan adictiva ya que necesitaremos de su consumo para experimentar esas sensaciones que antes nos resultaban placenteras. 

En conclusión, consumir drogas durante las relaciones sexuales es contraproducente ya que pueden influir de diferentes maneras sobre nuestras relaciones sexuales y la actividad sexual: afectando el deseo, la excitación y el orgasmo. 

Son muchas las drogas que reducen nuestro deseo sexual, pero aunque algunas de ellas parecen incrementarlo, debemos ser consciente que el hecho de que una droga aumente nuestro deseo sexual no implica que mejore la actuación sexual o el placer (Gálvez, González, & Consuegra, 2011).

Si quieres mejorara tus relaciones sexuales y conocer más sobre tu cuerpo o el de tus parejas sexuales aquí tienes algunas recomendaciones literarias.

Bellis, M.A. y Hughes K. (2004). Pociones sexuales Relación entre alcohol, drogas y sexo. Adicciones, 16, 251-60.

Calafat, A., Juan, M., Becoña, E., & Mantecón, A. (2008). Qué drogas se prefieren para las relaciones sexuales en contextos recreativos. Adicciones, 20(1), 37-48. doi:http://dx.doi.org/10.20882/adicciones.287

Gálvez Cabrera, E., González Sosa, Y.A., & Consuegra Gálvez, E., (2011). Sexualidad y drogas: aspectos medicolegales de interés para el médico general integral. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 10(4), 492-495. Recuperado en 22 de junio de 2023, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1729-519X2011000400011&lng=es&tlng=es.

González Marquetti, T., Gálvez Cabrera, E., Álvarez Valdés, N., Cobas Ferrer, F. S., & Cabrera del Valle, N. (2005). Drogas y sexualidad: grandes enemigos. Revista Cubana de Medicina General Integral, 21(5-6), 0-0.

Montoya-Filardi, A., & Mazón, M. (2017). El cerebro adicto: imagen de las complicaciones neurológicas por el consumo de drogas. Radiología, 59(1), 17-30.